
El Canto del Bosque, donde las luciérnagas guían tu camino
Cuando estás en media oscuridad, sin nada que puedas ver y solo escuchar… es ahí donde encuentras una paz interior y ves una luz brillar, ahí es donde debes estar en el Santuario de las Luciérnagas, El Canto del Bosque, donde las luciérnagas te guían por el camino correcto.
Nanacamilpa, la cuna del pulque y de los momentos especiales, a dos horas del municipio de Atlixco, El Canto del Bosque te espera con la vista espectacular del volcán Iztaccihuatl, ya sea que te quedes acampar o bien en una de sus cabañas que son totalmente eco- friendly, ya que no encuentras nada electrónico, es un lugar que tienes que desconectarte de la vida cotidiana y vivir una nueva experiencia,a seguir la luz de la naturaleza.
En cuanto se va metiendo el sol, es momento de emprender el camino, para eso en el Canto del Bosque, se encuentran guías certificados y calificados para guiar a todos los visitantes y turistas, Diana y Nancy, dispuestas a realizar un camino lleno de conocimientos, iniciaron comentando la importancia del pulque natural, que en Nanacamilpa aún lo extraen de manera artesanal.
En medio del bosque, la temperatura iba bajando, por lo que se recomienda usar botas, y utilizar ropa oscura; sin reflejantes o colores fosforescentes,así como no usar repelentes contra mosquitos.
Es necesario realizar el recorrido en silencio, no tocar a las luciérnagas, no tirar basura, no comer o beber líquidos. Cabe destacar que para visitar el santuario de luciérnagas se requiere reservar, puesto que es un fenómeno que se ve una vez al año y hay mucha demanda de personas, puedes realizarlo mediante redes sociales Santuario De Las Luciérnagas Canto del Bosque. Nanacamilpa, Tlaxcala o bien al número 748 766 0050
El momento del espectáculo natural inicia cuando cientos de esferas de luz flotan y se cruzan a nuestro derredor, sobre las siluetas de las ramas en la penumbra de la noche húmeda. A diferentes alturas y de manera alternada, las esferas prenden por segundos sincronizados con un lenguaje de seducción.
Aquellos son los machos de los escarabajos lampíridos, conocidos como luciérnagas. Las hembras, a tan solo dos milímetros del suelo, se convierten en luceros de la noche sobre la negra hojarasca y la hierba más baja, sin tintinear; permanecen estáticas y brillantes, en espera de que algún macho las deslumbre con sus señales lumínicas para iniciar el apareamiento. En cuanto esto sucede, se apagan y en el bosque de oyamel quedarán las larvas que el próximo año interpretarán la fiesta de la vida, perpetuando su especie.