
La historia más grande jamás contada, parte III: Los cuartodecimanos
Un ajuste de fechas que, aunque poco conocido por el público general, es fundamental para entender por qué la Semana Santa 2025 se celebra en una fecha tan tardía.
Continuando con nuestra serie especial de Semana Santa 2025, nos adentramos ahora en un capítulo poco conocido pero fascinante de la historia del cristianismo primitivo: la disputa sobre cuándo debía celebrarse la Pascua. Este debate, que duró varios siglos, revela las tensiones entre fidelidad a las raíces judías del cristianismo y la construcción de una nueva identidad cristiana en el mundo grecorromano.
El origen de la controversia
Con el paso del tiempo, tras la muerte y resurrección de Jesús, comenzaron a surgir distintas interpretaciones entre sus seguidores respecto a cuál debía ser el día exacto para conmemorar la Pascua del Señor.
Por un lado, un grupo importante de cristianos en Asia Menor —región que abarca lugares como Éfeso, Esmirna y otras comunidades cercanas a las raíces apostólicas— sostenía que la celebración debía observarse el 14 de Nisán, el mismo día en que Jesús celebró la Última Cena con sus discípulos. Este grupo argumentaba que Jesús mismo, siendo judío, respetó la Pascua en esa fecha, y que sus seguidores debían hacer lo mismo, sin importar el día de la semana en que cayera.
Estos cristianos recibieron el nombre de “cuartodecimanos”, término que proviene del latín quartus decimus, que significa “catorce”, en clara referencia al 14 de Nisán, el día tradicional de la Pascua judía.
Por otro lado, en Roma y sus alrededores, comenzó a prevalecer una posición distinta. Los cristianos romanos defendían que la Pascua no debía celebrarse en cualquier día, sino que debía centrarse en el domingo, día de la resurrección de Jesús. Para ellos, era esencial marcar ese evento como el centro de la fe cristiana y desligarse progresivamente de las tradiciones judías.
Un conflicto de siglos
Esta diferencia no era menor: se trataba de decidir cuál evento debía ser el centro de la conmemoración cristiana. ¿La muerte del Señor, el 14 de Nisán? ¿O su gloriosa resurrección, el domingo siguiente?
La controversia fue tan seria que llegó a generar tensiones entre obispos de distintas regiones. En ocasiones, comunidades enteras celebraban la Pascua en fechas distintas dentro del mismo Imperio, lo que llevó a una creciente necesidad de unificación litúrgica.
El Concilio de Nicea: unificación de la fecha
Fue hasta el año 325 d.C., durante el histórico Concilio de Nicea, que se resolvió oficialmente esta disputa. Este concilio, convocado por el emperador Constantino, tuvo como uno de sus múltiples objetivos establecer una fecha común para la celebración de la Pascua cristiana.
La decisión fue clara:
La Pascua debía celebrarse el domingo siguiente a la primera luna llena posterior al equinoccio de primavera (alrededor del 21 de marzo).
En caso de que esa luna llena coincidiera con un domingo, la celebración se trasladaría al domingo siguiente, para evitar coincidencias con la Pascua judía y subrayar la independencia del calendario cristiano.
Esta fórmula ha perdurado hasta nuestros días y es la que seguimos utilizando para determinar la fecha del Domingo de Resurrección cada año.
La disputa entre los cuartodecimanos y los cristianos de Occidente no solo fue una discusión sobre fechas, sino sobre identidades, tradiciones y el rumbo que tomaría una nueva religión en pleno crecimiento. Comprenderla es asomarse a los primeros pasos de una Iglesia que buscaba definirse en medio de una diversidad de costumbres y creencias.
En nuestra próxima entrega, profundizaremos en otra pregunta intrigante: ¿Cómo sabemos que Jesús murió en viernes? Acompáñanos para descubrir los elementos bíblicos, históricos y astronómicos que nos ayudan a reconstruir esa jornada crucial.